Un elemento muy importante en el ambiente Montessori son las alfombras de trabajo. Una de las primeras cosas que adquirí para mi aula al empezar la formación Montessori fue una alfombra grande para utilizar en las presentaciones en gran o pequeño grupo. Siempre he dicho que fue algo genial porque permitía sobre todo delimitar el espacio en el que se realizar dicha actividad pero también en el momento en que estiraba la alfombra en la zona de asamblea ya tenía su atención asegurada.
El curso pasado al preparar los distintos espacios de inspiración Montessori también preparé un par de zonas donde colocar alfombras de trabajo para que ellos pudieran utilizar de forma autónoma los materiales colocándolos sobre ellas. Estas alfombras no sólo les ayuda a delimitar el espacio donde realizar la actividad y por tanto extender todo el material sino también a que el resto de compañeros respete dicho espacio. Cuando los peques están en un momento de libre circulación y las alfombras están en diferentes espacios del aula ellos se mueven caminando alrededor de las alfombras y en ningún momento pisan el material ni molestan a un compañero. Esto es algo que realmente me sorprendió comprobar puesto que lo hacían casi por inercia, sin tener ni que decirlo.
Además cada peque es responsable de su propio trabajo pues no sólo ha de cuidarlo sino también recogerlo en su sitio correspondiente y volver a enrollar la alfombra y guardarla. Al principio es algo que les cuesta mucho y me pedían ayuda continuamente pero en el momento en el que aprendió a enrollarla el primero se empezaron a ayudar unos a otros.
Nosotros tenemos en clase de momento una alfombra grande como la que veis en las fotos de color azul, otras medianas de color beige y un grupo de alfombras pequeñas que no están enrolladas sino colocadas sobre una estantería para usar con materiales pequeños. Las nuestras son de Bonicos. A continuación podéis ver lo bien que lo ha aprendido a hacer en los pocos meses que hemos podido estar juntos en clase.
Además cada peque es responsable de su propio trabajo pues no sólo ha de cuidarlo sino también recogerlo en su sitio correspondiente y volver a enrollar la alfombra y guardarla. Al principio es algo que les cuesta mucho y me pedían ayuda continuamente pero en el momento en el que aprendió a enrollarla el primero se empezaron a ayudar unos a otros.
Nosotros tenemos en clase de momento una alfombra grande como la que veis en las fotos de color azul, otras medianas de color beige y un grupo de alfombras pequeñas que no están enrolladas sino colocadas sobre una estantería para usar con materiales pequeños. Las nuestras son de Bonicos. A continuación podéis ver lo bien que lo ha aprendido a hacer en los pocos meses que hemos podido estar juntos en clase.
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