Ayer fue nuestro primer día de clase y el reencuentro fue genial. Lo mejor de todo fue ver la naturalidad con la que entraron en clase y se pusieron a recorrerla para "cotillear" todo lo que veían. Se miraban unos a otros cada vez que encontraban algo que ya teníamos en clase el año pasado y rápidamente me llamaban para compartirlo conmigo.
La verdad es que me gusta mucho organizar la clase con ellos a principio de curso y que los primeros días se la encuentren "vacía", pero este año en clase hay una par de peques que necesitan tener espacios muy definidos y de referencia para desenvolverse autónomamente y lo que es más importante sentirse seguros. Por ello decidí dejar los rincones, es decir los muebles y materiales organizados y agrupar las mesas en el centro de la clase y las sillas enfrentadas por parejas.
Después de dejarlos un rato revisar toda la clase, salí al pasillo a ayudar a los alumnos nuevos a colocar sus chaquetas y cuando volví a entrar en clase ya se habían colocado todos alrededor de las mesas organizando una asamblea improvisada. Eso nos permitió estar un buen rato de conversación: presentaciones de nuevos compañeros, experiencias este verano, inquietudes etc.
También nos dimos cuenta de que no podíamos dejar las mesas así porque resultaba muy incomodo para poder sentarnos todos y fuimos repartiendo las mesas por los diferentes rincones, eso si, decidiendo entre todos aquellos que si creíamos que necesitaban mesas y aquellos que no.
Más tarde disfrutamos de nuestro primer momento de juego libre en los rincones y tengo que reconocer que estuve durante mucho tiempo simplemente observándolos. Como se nota que ya estamos en 5 años, podrían haber estado horas cambiando de un espacio a otro jejeje.
Continuará...
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